Los grandes hombres, los de verdad, abundan menos que las perlas negras. Y ayer nos abandonó uno de ellos.
José Saramago era uno de esos pocos que tienen un sueño, una idea del mundo y de los hombres, y que la mantienen con todas sus consecuencias. Y a diferencia de la vulgaridad dominante, su visión de los seres humanos no era cínica.
Él creía en la capacidad de todos los ciudadanos, por simples y sencillos que fuesen, de hacer cosas extraordinarias y cambiar el mundo. Creía que el amor, la ternura y la compasión son fuerzas capaces de doblegar al egoísmo y la injusticia. Ninguno de sus personajes fue un guerrero pero todos eran luchadores. Como él, que nunca dejo de alzar su voz para representar a los que la tenían negada, para alertar contra las injusticias, para luchar por las víctimas inocentes. Aunque ello le reportase enemigos, algunos de ellos poderosos.
Él fue un maestro. Junto con un pequeño puñado de hombres, con sus obras, con sus actos, me enseñó el valor y la importancia de los ideales y del compromiso con ellos. Le debo, le debemos, mucho. Demasiado para no dedicarle estas palabras. Demasiado para no seguir luchando, no seguir creyendo, no seguir alzando la voz y recoger el testigo.
"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la
sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".
Homero, Odisea, Canto I
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Todos morimos. Lo importante es cómo vivimos... Si la vida fuera tan sencilla como una carrera de relevos, al final llegaríamos a alguna meta. Pero ésta no existe, no hay final, la muerte no es el final...
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Y acaso no es una meta ser fiel a uno mismo, ser honesto y no callar, nunca callar, ante la injusticia? Tú mismo lo has dicho: "Lo importante es cómo vivimos ... ".
ResponderEliminarHay carreras que merecen ser corridas aun cuando fuesen ficticias, aun cuando fuésemos los únicos participantes, simplemente porque correrlas es la única manera de ser coherentes con nosotros mismos y con nuestras ideas.
Pienso que cada meta no es más que la línea de salida para una nueva carrera hacia una nueva meta y en ese sentido estoy de acuerdo contigo en que no hay final.
Saludos.
Lo cierto es que lo he frecuentado poco, apenas "ensayo sobre la cegera" que es demoledor y una novela de la que no recuerdo el titulo pero era el viaje tirada por bueyes de una piedra enorme para el dosel de una ventana de un palacio, que aún recuerdo muy vivamente, tendré que leer más, mi mujer está terminando "caín". Por ahí he leido que dijo que si dios existia era muy poco de fiar, y es una frase que me ha intrigado mucho, así que creo que atacaré su evangelio según jesucristo, que tal vez complete el "yo te saludo María" de Godart y "La última tentación de cristo" de Kazanzakis.
ResponderEliminarUn saludo
Harás muy, pero que muy bien, Joako. Yo, el primero que leí de él fue "El año de la muerte de Ricardo Reis" y fue un impacto para mí. Luego vinieron muchos más y creo que jamás me ha defraudado ninguno de ellos. Ojo a "La caverna"; es de una actualidad y de una clarividencia escalofriantes.
ResponderEliminarUn gran saludo.