"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la

sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".

Homero
, Odisea, Canto I



martes, 27 de septiembre de 2011

Universos infantiles: Las Partes y el Todo



Los adultos somos obtusos hasta la extenuación. Por eso creemos que el pensamiento es un proceso único que discurre por un cierto sendero marcado y delimitado por "obviedades": la conceptualización y los símbolos. Pero no es así. Es una conclusión válida sólo a partir de un determinado estado evolutivo y sólo para nuestra especie biológica.

Para la mente de un niño, al nacer, él y el Universo todo es uno solo. Luego empieza a separar ese cosmos en dos partes definidas como Él y Madre, elementos con fronteras sumamente difusas. Descubrir la pluralidad y pretender entenderla, dominarla mas bien, es un salto mortal, una pirueta increíble que esa mente absolutamente plástica que ellos poseen efectúa de manera misteriosa.

Ésta que les dejo aquí, es la primera representación de una persona que realiza David. Y es muy ilustrativa de los procesos que les digo. No lo dibujó al estilo de como lo hacemos los adultos; un tronco que es elemento común y aglutinante, del que surgen diversos apéndices (cabeza, brazos, pies, ... ). Él lo hizo a la inversa; dibujó cada una de las partes que lo componen (con trazos decididos y evocadores, he de decir) y luego, comprendiendo la verdad íntima de que de alguna misteriosa forma esa pluralidad de elementos conforman un solo símbolo, procuró alargar cada uno para que confluyesen todos y ganasen la unidad.

Son dos maneras igual de válidas de contemplar el mundo y la jerarquía de sus relaciones: las partes que generan el todo o el todo que aglutina las partes. Insisto; igual de válidas. Si la mente humana evoluciona hacia un pensamiento "sintético" en lugar de "analítico" es por una simple cuestión de economía de medios (analizar y archivar datos de observación es mas sencillo si se reducen las categorías de comparación, es decir, si se generalizan al máximo las categorías).

Así pues, ver sus representaciones del mundo es contemplar no una visión parcial e inmadura de su entorno sino una genuina forma de construcción mental alternativa, algo que nunca deberíamos dejar pasar inadvertido porque nos da la rara posibilidad de cuestionar nuestra propia visión de las cosas. Y eso es lo que nos hace comprendernos mejor a nosotros mismos.


martes, 20 de septiembre de 2011

Caserío Benalí (II): Bajo la Luna y las estrellas



No es mi tierra, Valencia, lugar que pueda presumir de cielos nocturnos libres de contaminación luminosa. Sin embargo, existen en ella lugares que, si bien no escapan de ese mal, al menos lo compensan con una indudable fotogenia. De éste en concreto ya les introduje hace algún tiempo.

Pasé allí un fin de semana a principios de año y el buen tiempo me dio la posibilidad de hacer fotografía nocturna. No obstante, era una noche de luna y la contaminación luminosa de Valencia resultaba sumamente impertinente (¡pese a estar a 50 km!). Pero dicen que el carácter se forja en las adversidades y lo cierto es que, en lugar de lamentarme, decidí sacar provecho a ambas cosas e incluso me atreví a un experimento. 


La Luna, Júpiter y el Árbol de la Vida

La primera foto es el resultado de aplicar una técnica de reducción de contaminación luminosa que desarrollé y expliqué hace algún tiempo (pero que todavía no había puesto a prueba con una toma "de verdad"). Y lo cierto es que estoy contento, pese a que sigo sin resolver la cuestión de como "salvar" la luminosidad de la Vía Láctea (machacada junto al resto, por desgracia).

Las dos últimas, en cambio, tratan de aprovechar la contaminación luminosa para crear un efecto estético (el extraño cromatismo que introducen en la atmósfera). Es decir: si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Al fondo Valencia, orgullo de sus gobernantes, escarnio de las almas sensibles.

Ontinyent y ¡Yecla!, compitiendo por ser protagonistas del cielo bajo la atónita mirada de Orión y el círculo de piedra.

  

jueves, 15 de septiembre de 2011

Líneas de fuga



Es ésta que les presento hoy una de mis fotografías mas estudiadas.

Cuando vi la perspectiva inmediatamente supe que debía hacer la instantánea. No sé si me entienden; es uno de esos casos en los que te encuentras por sorpresa con una rara conjunción del entorno, la luz y un cielo extraño e irreal. Y además, intuitivamente, sabía que la escena contendría una fuerte carga de introspección. Los que me conocen bien lo notarán.

Así pues es una foto de raíz visceral. Sin embargo, el hecho es que hice el esfuerzo (cosa rara en mí) de seguir la guía canónica hacia la perfección fotográfica. Pero no dejo de ser lo que soy; un aficionado autodidacta de humor anárquico (y anarquista). Por ejemplo el tema del color. La toma pretendía ser en color, incluso tenía en la cabeza perfectamente definido el efecto cromático que deseaba. Pero todas las pruebas fueron en balde y ese efecto nunca fue alumbrado, de modo que, por pura casualidad, la foto perdió el color primero y acabó filtrada en rojo después, para acabar captando lo que me proponía pero por un camino propio, alternativo e inesperado.

Soy lo que soy. Hay muchas cosas que debí dejarme en el tintero. Por eso valoraría mucho que me comentasen, cuantos mas mejor, sobre los aspectos técnicos y formales de esta fotografía. Críticas, sugerencias, alternativas ... Lo mejor de tener un blog, si no la única verdadera razón, es aprender a través del diálogo.

No obstante, tampoco desdeñaría ningún comentario sobre lo que les transmite la escena. Vamos, que soy todo oídos (u ojos en este caso).


lunes, 5 de septiembre de 2011

Dyehuty




 Dyehuty representado como babuino con el disco lunar (Fuente: Wikipedia)

Cuenta la leyenda que cuando los egipcios se lamentaron del ocaso del sol en el horizonte occidental, el dios del Sol, Ra, encargó al dios Dyehuty (Thot) la creación de una luz que les alumbrase durante su ausencia. De este modo se originó la luna. Ello convirtió a Dyehuty en el "Señor del tiempo y calculador de los años", el que "separa los tiempos y los meses y los días".

 

También se le atribuía la invención de la escritura jeroglífica. Era, pues, el dios de la Sabiduría. También el del juicio recto, dado que pesaba las almas, pensamientos, palabras y actos de los hombres. Es irónico que hoy, en cambio, a quien pierde el juicio le denominemos "lunático".

* * *

A sus casi tres años, mi hijo es un enamorado de la luna y de la cultura egipcia. Esta entrada es para darle el gustazo y para recordarme a mí mismo que tengo que hacerle mas fotos al disco de Dyehuty.

sábado, 3 de septiembre de 2011

La Felicidad



Mi niña, mi niño, mi isla ...



(Les ruego por favor que visualicen la foto en formato 1600x900 -si disponen de una pantalla adecuada-, para lo cual no tienen mas que pulsar sobre ella; creo que así me entenderán un poco mejor).