"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la

sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".

Homero
, Odisea, Canto I



miércoles, 30 de junio de 2010

Esperando las vacaciones

Hace calor, mucho calor. Desde que amaneció, sobre las 06:44 UTC, la temperatura ha subido trece grados. Viento suave del sursudoeste. Silencio espectante y un aire pesado y turbio.
Hace ya mucho que salió el Sol. Lo vi avanzar desde muy lejos tras los astros y esta vez no le precedió la bruma. Mal asunto; el mercurio se dispara nada mas verlo. El frescor dura un suspiro, vacila y huye después con prisa.


La mañana es tiempo de rutina, de calibrar instrumentos, de configurar aplicaciones, de informar, de predecir. Cuando estoy aquí dentro vivo en un mundo paralelo en el que las horas se refieren a un lugar lejano y semimítico llamado Greenwich, en el que los mediodías son a las 12:00 y no existe el horario de verano. Procuro olvidarlo y dejar que el ritmo me lo marquen el Sol o las estrellas, cada cual en su imperio.


Hacia las 11:00 UTC empiezan a atisbarse en la lejanía, hacia el sudeste, sobre la sierra, los pompones en desarrollo de unos grandes cúmulos. La acción conjunta del viento remontando la sierra y las altas temperaturas fuerzan las corrientes ascendentes que los crean y los arrastran. Si por allí queda alguno, los buitres estarán planeando montados sobre ellas.
Una hora más tarde los cúmulos se han convertido en un coloso: el cumulonimbo. Blanco como la nieve, nítido y opulento. Crece al ritmo que lo hace el sofocante calor. Y cuando se sienta invencible descargará con rabia su mar de granizo y su océano de lluvia.


Su cima llega alto, a mas de diezmil metros sobre la estepa circundante, y allí empieza a deshacerse en jirones que las altas y violentas corrientes desperdigan a sotavento. El tiempo pasa perezoso, el coloso se deshace. Por aquí no ha llovido ni lo hará.
La tarde transita y se marchita, aburrida de solemnidad. Queda certificar lo impepinable: el Sol se pone a las 19:37 UTC, ni un minuto antes ni un minuto después. Deja tras de sí un velo de nubes altas, de cirros, aviso de que mañana, de nuevo, jugará a modelar colosos de nieve.


Vuelven las estrellas, Venus sobre el horizonte, Marte a media altura, Saturno discreto algo mas atrás ( y también, en estos días, un cometa). Mas tarde se alzará Júpiter. Y yo estaré allí para observarlos, hora a hora, un ciclo completo.

El planeta Tierra ha concluido un nuevo giro sobre su eje.

5 comentarios:

  1. "..
    Observador permante;
    me disuelvo y me fundo..

    Después,
    la brisa me devuelve
    el cuerpo,
    que dejó escapar su sueño,
    parando un tiempo
    que me mata..

    Pero algo sigue volando,
    libre,
    libre aquí dentro."

    Edward Vicens Luna

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  2. Realmente ... bonito. Y exacto.

    Muchísimas gracias Yui por el poema del observador.

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  3. Es un fragmento.. la primera parte comienza así:

    "Aún recuerdo con melancolía
    vidas soñadas..

    Viajando a mucha distancia de mi pequeño cuerpo..

    El mar calma un fuego que a veces me abrasa,
    cuando miro la belleza salvaje
    que exhala visiones
    de esta irracional naturaleza.."

    Me ha venido a la mente cuando he visto tu entrada

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  4. Este fin de semana me he acordado de los meteorólogos, que pronosticaron lluvia en un 90% sobre Sepúlveda el sábado, afortunadamente siempre nos queda, la esperanza, el 10% y la falibilidad metereológica. Nos hizo un día espectacular!!

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  5. ¡Jajaja, me alegro por la parte que me toca del fallo si pudo serviros para disfrutar mas ese día!

    Pero sé compasivo. La mía es una de las profesiones mas desconsoladas: si aciertas nadie te presta atención ni te agradece nada, pero si fallas ... Así que como Toharia, "50% de probabilidad de chubascos dispersos en áreas diversas". Acierto garantizado ...

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