¿Comparaciones odiosas? Veamos; en primer plano mi equipo, sobre la alfombra
verde el de Moisés Gil. El algodón no engaña ...
Bueno, ya está. He recibido mi bautismo astrofotográfico, he pasado la ceremonia de iniciación en el clan.
El pasado fin de semana hice una visita relampago a un clásico de las reuniones astronómicas de nuestro país: AstroAyna, que se celebra cada año durante la luna nueva de Agosto en las inmediaciones del pueblo albaceteño de Ayna, al suroeste de la provincia.
Digamos que me hubiese gustado sacarle más partido a la noche o ahorrarme algún que otro chiste acerca de la "potencia" de mi equipo (aunque algún gesto de admiración truncó la sorna general al ver el logotipo de Leica impreso sobre el teleobjetivo). Pero incluso los inconvenientes son importantes para crecer.
Foto del grupo que nos reunimos la noche del 17/18 de Agosto. Todo tíos; ¿es
que el amor a la astronomía no alumbra también a las mujeres? ... Una lástima.
Por cierto, ¿dónde está Wally? Crédito foto: Moisés Gil
Estar rodeado de expertos tiene sus ventajas. Pronto surgieron respuestas para quebraderos que me atormentaban desde hace meses respecto de los ajustes técnicos y mecánicos de mi montura. Incluso propuestas de soluciones. Hubo tiempo para ver el elevado grado de profesionalidad y conocimientos de muchos de ellos, la exquisita y escrupulosa precisión con la que trataban cada aspecto del proceso de realización de las fotografías, su rigor técnico. O el amor hacia sus "aparatitos", patente en el inmaculado aspecto de todos ellos.
Yo, de mayor, quiero ser Paulino ... o quien herede su equipo.
Una vez desplegada toda la tropa y la correspondiente "artillería", aquello tenía un aspecto impresionante. Y variopinto, dado que no solo había astrofotógrafos sino también aficionados (¿?) a la observación visual pura. Como para no serlo, claro; vean la foto panorámica. Sí, ese enorme cacharro negro del extremo de la izquierda que rivaliza sin problemas con el coche a su lado, es un telescopio. Medio metro de apertura tiene el bicho. Y no se pueden imaginar (NADIE puede) lo que es capaz de mostrar por su ocular. Me costará olvidarlo ...
Panorámica del evento. Foto: Moisés Gil.
Luego, la noche fue mas corta de lo deseado por culpa de las inevitables nubes altas que se congregan al amor de cada reunión astronómica. Debe ser que les caemos simpáticos ... Y no faltaron mis ya clásicas batallas contra el equipo (de las que, al final, resultó ser completamente inocente ... ), que limitaron aún más el tiempo útil disponible. Aún así (aunque también por pura perseverancia) nos acostamos tarde, a eso de las cuatro y pico, no mucho antes de que apareciesen las primeras luces del alba. Y al día siguiente aún hubo tiempo para una clase magistral de procesamiento de imágenes astronómicas impartida por
Toni Mancera, antes de partir para Albacete a un nuevo turno de trabajo con el que rematar el agotador fin de semana
Foto: Moisés Gil.
En definitiva, fue breve pero intenso. Un punto de partida hacia un mundo complejo y apasionante. En próximas entradas, las tomas que logré reunir esa noche.