"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la
sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".
Homero, Odisea, Canto I
domingo, 5 de septiembre de 2010
La belleza
No sé cuál es la razón por la que la luz me conmueve de esta forma el alma. No sé cuál es la razón por la que cada rincón del mundo que contemplo me muestra un fragmento de absoluta belleza. No voy a discutir con nadie si la vida es bella o una perpetua pérdida.
Solo voy a contemplar la puesta de Sol, a recorrer con la mirada las delicadas evoluciones de la luz entre las nubes. Solo voy a dejar que un asombro infantil, prístino, me invada mientras el anaranjado se vuelve rojo, violeta, azul profundo y al fin negro. Voy a aspirar el aire fresco y en calma, a sentir bajo la palma de mis manos el calor reverberante de la roca en el muro.
Y luego voy a acudir junto a mi mujer y mi hijo, voy a acompañarlo mientras el sueño lo acoge en limpios sueños, voy a amarlos, voy a jurarme que le enseñaré a ver el mundo, a disfrutarlo, a amarlo como yo lo veo, lo disfruto, lo amo. Voy a jurarme que nunca seré pesimista, que nunca renunciaré a la lucha, que le enseñaré a no serlo él tampoco. Voy a verlo libre y a quererlo así, para que me discuta, para que me niegue, para que emprenda algún día su propio camino, tan distinto o tan cercano.
Y voy a dormir sabiendo que aunque los hombres se empeñen en lo contrario, aunque mis solas fuerzas no basten, aunque la lucha pudiera ser inútil, lo absurdo, lo único verdaderamente absurdo, sería aceptar la muerte de la belleza que percibo y de la esperanza de que los demás tengan también la oportunidad de conocerla. Que lo verdaderamente absurdo sería convencerme de que es mejor tumbarse a llorar cuando lo que en realidad me surge del alma es persistir y luchar.
Y voy a agradecer a mi suerte lo vivido y lo que queda por vivir, por ver y por amar. Las puestas de Sol futuras y el asombro en los ojos de mi hijo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo noto a usted ligeramente exaltado, ¿puede ser o son imaginaciones mias?
ResponderEliminarExaltado no, pero quizás algo cansado de ver a la gente no hacer nada, de verles aceptar mánsamente y excusarse declarándose pesimista. Como si en esta parte del mundo supiésemos de verdad lo que es el sufimiento y la desgracia. Como si no te importase lo mas minimo mirarle a los ojos a tu hijo y decirle que no crees que su generación llegue a heredar nada.
ResponderEliminarLa clase de persona que, habiendo perdido tanto la fe en el mundo en el que vive, le dice a su hijo que no llegará a heredar nada, es la clase de persona que hace del mundo un lugar peor.
ResponderEliminarComo puede alguien traer un hijo al mundo teniendo la seguridad de que lo único que este puede esperar son desgracias y tragedias? porque obliga a pasar por semejante trance a alguien que no habría existido si el no lo hubiera querido?.
O bien se trata de simple y puro egoísmo (trae al hijo al mundo por su propia necesidad) o bien no cree realmente lo que dice...Espero que sea lo segundo, es un poco más alentador.
Espero que esos hijos, que escuchen esa frase de la boca de sus padres, no se lo tengan demasiado en cuenta...
ayer le dije a mi mujer que siempre que ella quisiera me tendria a su lado luchando...creo que le gusto, yo no soy muy habil diciendoles palabras de amos a las mujeres, pero soy de los que actuan, de los que están en perpetua construcción, entiendo que el mundo es de los audaces, de los que no se rinden, se los que no se cansan de aprenser, de mirar, de escuchar, de escribir y de hablar.
ResponderEliminarHas dado en el clavo Joako. La vida es movimiento. Y no perder demasiado tiempo en pensártelo.
ResponderEliminar