"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la

sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".

Homero
, Odisea, Canto I



lunes, 28 de noviembre de 2011

El Pequeño Astronauta


El Pequeño Astronauta surgió de algún diminuto asteroide mas allá de Saturno, tomó altura dulcemente e inició la gran y suave curva que le llevaría hasta la Tierra. Su minúscula cápsula dejó atrás los hielos antiguos, la oscuridad eterna, la quietud sin tiempo. Casi imperceptiblemente.

Apenas un rumor sordo, una luz tenue y rojiza en su interior. Paciente, en silencio; va a casa soñoliento. La lejana luz del Sol, un reflejo blanco y azul, le despertaron. El momento había llegado. Pero el tiempo se alarga hasta hacerse infinito en la inimaginable singladura de su órbita de transferencia. Recorre la elipse casi parado.

Ve Saturno a lo lejos y la luz lo arrulla reflejada en sus anillos. Ve el correr de sus lunas como de manecillas de un gran reloj cósmico y a cada paso la inmensidad de tinieblas se quiebra poco a poco bajo su esfera como la helada costra de un estanque en invierno, dejando que la luz la venza.

Pasa junto al enorme Júpiter, saludando sus tempestades, esquivando su prole. Luego una miríada de pequeños mundos apenas distinguible. Y luego Marte.

El Sol ya empezaba a caldear cuando una tenue brisa, apenas una ráfaga sin importancia, lo separa de su trayectoria, lo deja sin comunicaciones. Un mundo que apenas lo espera ya no lo escucha. Su señal se hace débil, el silencio lo va envolviendo todo.

Pasa junto a la Luna apenas creciente y sigue luego hacia la gran esfera azul. Se aproxima a la cuna, la ve hacerse grande a cada momento, tan cerca y tan lejos por el capricho de apenas un grado. Su curva se retuerce como si quisiera ceñir aquel mundo, como si quisiera alcanzar la línea misma de su horizonte con la grácil pirueta de una bailarina. Pero no es cierto; la volteará y saldrá despedido. No conocerá el rumor del mar al romper las olas sobre la playa.

Tiene el mundo apenas a un suspiro, inmenso, ocupando la mitad del orbe junto a él. Ve los mares y las tierras, las nubes, las montañas. Ve bosques y desiertos, contempla ciudades prendidas de luz en la noche, extensas y delicadas borrascas sobre los océanos, las sombras alargadas de las cordilleras sobre la planicie a sus pies. Siente la vida borboteante, palpitante. En su perigeo pasa sobre el Mediterráneo y ve un barco surcándolo y una isla al fondo, hacia la que se dirige, y en ella torres de piedra sobre los acantilados, y sobre ellas pájaros majestuosos. Luego la curva recupera altura, el mundo gira y, lentamente, se aleja. En silencio.

Se adentra en el reino del Sol. Su inmensa curva no se detendrá, seguirá imperturbable. Lo acercará primero a la luz y luego lo volverá a sumergir en las tinieblas. Contemplará el suceder de las eras, sabrá del discurrir de los eones.

En silencio, el Pequeño Astronauta se durmió, acurrucado bajo la menguante luz rojiza. No despertará; las estrellas besaron su dulce frente.


10 comentarios:

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  2. Estas hecho todo un Saint Exupery...

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  3. Pazzos, no hablaba de mí. Ésta es una historia que no quisiera haber contado, pero que necesitaba contar.

    Joako, a la fuerza hay que inspirarse en los maestros de uno. Pero soy demasiado torpe para sostener semejante comparación; me sonroja.

    A veces la vida puede ser una prueba dura. Y no hacen falta grandes acontecimientos para que así lo sea. Al fin y al cabo es un milagro de equilibrio sobre el filo de una cuchilla.

    El Pequeño Astronauta es lo que pudo ser y no fue ...

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  4. Perdona, me siento tan estúpido. Lo siento mucho.

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  5. No hay nada que perdonar Pazzos. No pretendía darte a entender que tu comentario hubiese sido inoportuno. De hecho te agradezco mucho que andes por aquí y me dejes comentarios.

    Un abrazo. Y otro para Sozzap ... ;)

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  6. http://saturn.jpl.nasa.gov/science/index.cfm

    Te sigo de lejos...aquí hay fotos interesantes.
    Mandrake.

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  7. Parece una bonita mezcla de El Principito y Amy, el niño de las estrellas

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  8. Es la historia de un hermoso ser de luz que nos regaló su presencia durante un breve lapso de tiempo para volver al lugar que le correspondía.

    Angelito hermoso, gracias por elegirnos.

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  9. Gracias Mandrake y Ars.

    Virgini@, gracias e igualmente. Bienvenida.

    Un abrazo a tod@s.

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