"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la

sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".

Homero
, Odisea, Canto I



miércoles, 23 de julio de 2014

Prueba del nuevo Samyang 10 mm F/2.8 para fotografía nocturna (I).


 Samyang 10 mm f/2.8 ED AS NCS CS 
(Crédito foto: Samyang Optics)

Una de las limitaciones con las que me encontraba al trabajar con mi equipo era la falta de un angular extremo. Habitualmente, para fotografía de paisaje, tanto diurno como astronómico, utilizo un Tamron 17-50 mm F/2.8. Es un objetivo humilde pero cumplidor, que me ha proporcionado hondas satisfacciones pero que en combinación con el sensor APS-C de mi Canon EOS 450D me quedaba un pelín demasiado largo. Una buena manera de verlo es mediante la focal equivalente en 35 mm; en este caso el 17-50 equivale a un 28-81 en 35 mm. El estándar actual de los grandes angulares empieza siempre en 24 mm, por lo que es claro que algo pierdo por ahí. Y cuando el motivo principal de la fotografía es la Vía Láctea, con su enorme tamaño angular, esta limitación resulta muy patente. De modo que hace tiempo que barajaba la opción de hacerme con un angular extremo (para entendernos, todo objetivo con una focal equivalente inferior a 24 mm).

En fotografía de paisaje, tanto diurno como astronómico, la longitud (focal) sí importa ...

Una de las grandes ventajas de una focal tan corta es su enorme profundidad de foco. Para un objetivo de 10 mm de focal y F/2.8 su hiperfocal se sitúa a 1.87 metros, con lo que aparecerá enfocado todo lo que se encuentre desde 0.94 metros de la cámara hasta el infinito. Y conforme cerramos el diafragma su profundidad aumenta: a F/4 irá desde 0.78 a infinito, a F/5.6 desde 0.63 a infinito y a F/8 desde 0.5 a infinito. Ello significa que nos permite obtener composiciones en los que primerísimo primer plano y fondo estelar aparezcan enfocados a un tiempo, una aspiración que tenía desde hace mucho. Por otro lado, en lo negativo, son objetivos que producen una enorme deformación tanto por paralaje como por la propia proyección rectangular (que "estira" las esquinas y que está presente en todos los objetivos fotográficos pero es mayor cuanto menor sea su focal), por lo que son muy poco adecuados para retrato o arquitectura. Es posible corregir estas deformaciones en el procesado pero a cambio de una merma en las imágenes.

10 mm, f/2.8, 30 s., ISO 200
Profundidad de foco en acción; tanto el primer plano (a unos 2 metros de la cámara) como
el infinito (las estrellas) están enfocadas, consiguiendo un efecto muy interesante.

Un objetivo para fotografía astronómica ha de cumplir unos criterios muy estrictos, que pasan por una relación focal muy corta y una buena nitidez tanto en el centro como en las esquinas del campo de visión desde los primeros diafragmas. Habitualmente ambos criterios son contradictorios; a más apertura más aberraciones y peor nitidez, sobretodo en la periferia del campo. Tener ambas cosas implica acudir a objetivos "pata negra" y estar dispuesto a realizar el desembolso correspondiente (que puede ser varias veces superior al costo de mi propia cámara).Y en esas estaba cuando me topé con el nuevo Samyang 10 mm f/2.8 ED AS NCS CS

Hace mucho tiempo tuve un objetivo de ese fabricante, un zoom tele 70-210 F/4, que resultó nefasto en todos los sentidos y con ese prejuicio había valorado siempre esa marca. Tampoco ayudaban precisamente su plétora de objetivos de gama baja etiquetados bajo sus muchas marcas comerciales (Samyang, Rokinon, Falcon, Bower, Walimex, Dörr Danubia, Phorex, Siocore, Pixco y quién sabe cuantas más que se me escapan ... ). Pero algo parece haber cambiado en la estrategia comercial de ese fabricante en los últimos años. En algún punto empezaron a introducir diseños ópticos originales (y no meras copias de esquemas baratos) mientras se centraban en unas focales clave muy concretas y una total ausencia de automatismos para abaratar costes. Y el resultado es extraordinario. Basta con darse un paseo por la web de análisis técnico de material fotográfico DxOMark para comprobar el elevado desempeño que alcanzan sus ópticas 85/1.4, 35/1.4, 24/1.4 ó 14/2.8, rivalizando dignamente con objetivos Nikon o Canon tres y cuatro veces más caros. Incluso de una óptica tan peculiar y arriesgada como un Ojo de Pez de 8/3.5 es posible encontrar criticas muy positivas a poco que se rastrea en internet.

En diciembre del año pasado lanzaban oficialmente un modelo que venía siendo anunciado desde hacía ya algún tiempo; un angular extremo de 10 mm de focal y relación focal F/2.8. El anuncio prometía porque estas características se acompañaban de la presencia de lentes asféricas (para corregir la aberración de coma, la más habitual e insidiosa en la reducción de nitidez en la periferia), cristales de baja dispersión (para reducir la aberración cromática) y un nuevo sistema de recubrimiento antirreflejos (para aumentar el contraste, la fidelidad cromática y combatir los reflejos bajo condiciones de iluminación extremas). "Fantástico, justo lo que necesito y andaba buscando", pensé. Pero pese a estar oficialmente lanzado ni llegaba a las tiendas ni aprecia reporte alguno en páginas especializadas. Finalmente lo encontré en una tienda on-line polaca con ciertas garantías de seriedad y honestidad. Su precio resultó más que razonable pero mi economía no me permite lanzarme a la piscina sin mirar y la ausencia de test y análisis me hacían dudar sobre la conveniencia o no de su compra. Decidir hacerlo fue una agotadora tarea que me ocupó semanas. Visto lo visto, yo sería el "tester". Y para que no se diga, éste es mi análisis técnico.

Esquema óptico del objetivo, destacando los elementos asférico, de baja dispersión y el recubrimiento de nanocristales
(Crédito foto: Samyang Optics).

No hay comentarios:

Publicar un comentario