Los halos solares son fenómenos debidos a la refracción de la luz de nuestra estrella por parte de minúsculos cristales de hielo. Es por eso que solo se pueden dar bajo ciertas condiciones: nubes altas no muy espesas (cirroestratos) o nubes finas en una atmósfera extraordinariamente fría (o sea, latitudes extremas).
A mí particularmente me recuerdan a Platón, que decía que cuanto ocurría en los cielos, más allá de los humores telúricos, eran muestras de perfección eterna e inmaculada por contraste con la degeneración y fugacidad de los acontecimientos terrenos. Me recuerdan que pese a nuestras lamentables tribulaciones, más allá existen cosas maravillosas que permanecerán mucho tiempo después de que se borre todo rastro de nuestro paso. Es el recuerdo de la eternidad de la belleza.
A veces sueño con otros mundos, con otros cielos. En ellos también se alzan espléndidos halos solares, tal vez estelares. Y me imagino contemplándolos, muy lejos de aquí y de la absurda manera en la que nos empeñamos en complicar la vida, en apartar nuestra vista de la belleza y concentrarnos en luchas estériles.
He visto muchos amaneceres y es uno de los momentos del día que más amo. Quizás porque en ese momento todos nuestros absurdos duermen aún y la verdad es más simple y evidente que nunca. Si nuestra mente, durante los sueños es cuando gesta sus frutos más geniales y lúcidos, liberada de las cadenas de la lógica, el amanecer es la hora en la que se alumbran los milagros.
En una terraza fría, sólo, con un trípode y (casi) todo el tiempo del mundo para esperar que ocurra. Es una hermosa manera de perder el tiempo. O de ser verdaderamente sensato por un rato. Quizás por eso nunca me arrepiento, nunca me avergüenzo, de ser un soñador, de ser un iluso.
"Háblame, oh Musa, y cuéntame del hábil varón que en su largo extravío, tras haber arrasado la
sagrada ciudadela de Ilión, conoció las ciudades y el ingenio de innumerables gentes".
Homero, Odisea, Canto I
viernes, 28 de mayo de 2010
lunes, 17 de mayo de 2010
Curso de Economía para Cosmonautas (I): El Desarrollo Humano Sostenible
Hace unos pocos días, en el blog de Frikosal se produjo una interesante discusión. Como no podría ser de otro modo la cuestión giraba entorno a la crisis.
Ninguno de los participantes en ella tenemos formación en economía (que yo sepa) pero es un tema que, desgraciadamente, nos afecta a todos en tal grado que estamos obligados a realizar un curso rápido de la materia. Y el caso es que, tras muchos años expurgando de aquí y de allí, escuchando a personas que sí saben mucho de estas y otras muchas cosas, leyendo, contemplando y, sobre todo, reflexionando y tratando de comprender el significado de las cosas, he llegado a montar mi propia imperfecta visión del mundo en el que vivimos y del origen de las cosas que nos acontecen. Y, como muchos, no estoy muy satisfecho con lo que me rodea.
Pero, ¿existe una alternativa?¿o estamos condenados a dejar que las fuerzas de la historia y la economía dicten sentencia para bien o para mal? Responder a estas cuestiones supone un ejercicio de la mayor dificultad, no tanto por lo complejo del tema o lo insuficiente de mis conocimientos, sino principalmente porque el esfuerzo de dar una respuesta coherente es mucho mayor que el de plantear una crítica. Reunir todas tus ideas en un todo coherente te exige confrontarlas con la realidad, pasar de los deseos a los hechos y ser sincero con uno mismo. Es fácil ser un revolucionario de salón; lo realmente difícil es dar una alternativa concreta y exponerse a la posibilidad de estar equivocado.
Expondré pues mis equivocadas certezas para que me digan todos ustedes cuales son sus fallos. Mas que convencer a nadie, preferiría conocer mis errores para poder corregirlos, porque en esta lid no sirven de nada los adeptos si no es la razón la que nos alumbra. Pero no aspiro a La Solución. Habrá otras, quizás muchas, posiblemente mejores. Bastaría con que fuese una. Porque lo que actualmente tenemos nos aboca al desastre y es un camino que ya hemos explorado y lo sabemos erróneo.
He construido mi respuesta sobre el conjunto de mis experiencias y mi ideología pero no se corresponde plenamente con ellas. Esto es así porque he partido de la premisa de que fuese una respuesta realizable, que no supusiese una ruptura traumática respecto de nuestro mundo actual, que no requiriese de revoluciones violentas ni crisis terminales, es decir, que fuese alcanzable por simple reforma de nuestro modelo actual. Ello significa renunciar a principios ideológicos que estimo en aras a ser aceptable por la mayoría. Mi esperanza es que una alternativa imperfecta es mejor que una realidad equivocada. Y, al fin y al cabo, tal vez mis ideas sean las imperfectas.
He compuesto mi respuesta en un archivo PDF que no puedo cargar directamente en este blog por lo que lo he alojado en un popular servidor web de almacenamiento de archivos. Todo el que esté interesado en él puede descargarlo en esta dirección:
Una última cuestión. Me preocupaba especialmente la validez de mi modelo para dar respuesta al caso especifico español y en qué manera ayudaría a resolver su actual crisis. Una reciente y muy instructiva conversación con unos muy queridos amigos me ayudó a comprender algunos de los puntos específicos que dan singularidad a nuestro caso dentro de la crisis mundial.
El modelo particularmente especulativo de la economía de este país ha conducido en las últimas dos décadas al progresivo abandono de la inversión productiva en favor de los negocios fáciles en bolsa o hacia el mercado inmobiliario. Ello ha conducido a la perdida de tejido productivo (aunque aparentemente el alto crecimiento del PIB sugiriera lo contrario). Hoy, el déficit público, que en etapas anteriores había llegado a ser más importante que el actual sin suponer una amenaza tan funesta, es una losa terrible porque esa falta de tejido productivo impide afrontarlo sobre la base de un cierto endeudamiento. No queda más remedio que atajarlo. El problema es que se reposa el remedio en la masa de la población, reduciendo el gasto público, en lugar de optar por la estrategia de incrementar los ingresos aumentando la presión fiscal, en especial sobre las rentas más altas, que al fin y al cabo han sido las principales beneficiarias de la etapa de bonanza irracional de la que emana esta crisis. A medio y largo plazo, la pérdida de poder adquisitivo de la población lastrará la recuperación. En ese sentido, pienso que algunas de las medidas que propongo en el documento podrían ser una alternativa válida para recuperar la economía española.
Espero ansioso sus comentarios.
martes, 11 de mayo de 2010
Las puertas del Paraíso
Justo antes de que la crisis se nos eche encima, Penélope y yo nos dimos la licencia de detenernos un rato ante una de las puertas del Paraíso.
Hay lugares en el mundo, a veces tan cercanos que ni reparamos en ellos, en los que el corazón tiene espacio para ensancharse. Lugares de belleza tan absoluta que parece que fueran capaces de dotar de sentido a una vida con su sola existencia.
Incluso aquí, en esta tierra asolada por los bárbaros, en la que cada porción de hermosura ha sido acotada, parcelada, nivelada, cementada y ajardinada. No me puedo imaginar cómo sería hace tres mil años, cuando las montañas peladas que nos rodeaban hervían de verdes pinos. Aquí podría haber estado Ogigia y también habría invitado al olvido.
Al alba, desde la cabecera del valle contemplé su extensión. Amaneció lentamente, casi con pereza, un día de diciembre. En el llano, junto al mar, la bruma se apretujaba atrapada entre la tierra y una capa de inversión térmica a poca altura. Sobresaliendo de ella, el promontorio que domina esta comarca y crea el cabo sobre las aguas. Y apenas visible, el mar.
Algo más al sur de la desembocadura del valle, más allá del promontorio, los bárbaros han edificado su capital, su santuario de hormigón, un monstruo cuyos atroces tentáculos devoraron hasta la ultima mota de pureza de aquella tierra de tenaces pescadores. Allí ya no queda nada vivo y hasta la luz se ha vuelto sucia.
Lo escribió Nikos Kazantzakis, "las puertas del cielo y del infierno son adyacentes e idénticas".
Hay lugares en el mundo, a veces tan cercanos que ni reparamos en ellos, en los que el corazón tiene espacio para ensancharse. Lugares de belleza tan absoluta que parece que fueran capaces de dotar de sentido a una vida con su sola existencia.
Incluso aquí, en esta tierra asolada por los bárbaros, en la que cada porción de hermosura ha sido acotada, parcelada, nivelada, cementada y ajardinada. No me puedo imaginar cómo sería hace tres mil años, cuando las montañas peladas que nos rodeaban hervían de verdes pinos. Aquí podría haber estado Ogigia y también habría invitado al olvido.
Al alba, desde la cabecera del valle contemplé su extensión. Amaneció lentamente, casi con pereza, un día de diciembre. En el llano, junto al mar, la bruma se apretujaba atrapada entre la tierra y una capa de inversión térmica a poca altura. Sobresaliendo de ella, el promontorio que domina esta comarca y crea el cabo sobre las aguas. Y apenas visible, el mar.
Algo más al sur de la desembocadura del valle, más allá del promontorio, los bárbaros han edificado su capital, su santuario de hormigón, un monstruo cuyos atroces tentáculos devoraron hasta la ultima mota de pureza de aquella tierra de tenaces pescadores. Allí ya no queda nada vivo y hasta la luz se ha vuelto sucia.
Lo escribió Nikos Kazantzakis, "las puertas del cielo y del infierno son adyacentes e idénticas".
martes, 4 de mayo de 2010
Sesión preparatoria
En una próxima entrada hablaré de la frikifotografía, una especialidad de la astofotografía de la que creo ser inventor y/o único practicante. Pero no va a ser hoy...
En cambio si que le mostraré, querido blogonauta, algunas de las fotografías "tradicionales" que realicé durante una sesión cuyo objeto principal era las anteriormente mencionadas frikifotos.
Inicialmente, tras visionar los archivos RAW y una conversión a JPEG inicial (como después comprobé, poco afortunada), las descarté por falta de calidad. Pretendía captar la Vía Láctea, que aquel día y en aquel lugar se mostraba con gran esplendor. Pero tal vez por prisa o descuido, las luces del ocaso no se habían apagado del todo. Y tampoco eran despreciables los hongos de contaminación luminosa de Valencia y Alicante pese a la gran distancia a la que me encontraba de ellas. Total; un desastre.
Pero hace unos días me las volví a traginar con un programa de procesado de imagen específicamente para astrofotografía, el PixInsight. Éste posee una herramienta para extraer de la toma una imagen sintética de la iluminación de fondo. Un poquito de Photoshop, otro de NeatImage y "voilá". No son la leche, pero resultaron potables.
La primera es de la Vía Láctea entre Aquila y Cassiopea, y está tomada con un objetivo zoom 17-50 F/2,8, a 17 mm y F/4, 30 segundos a ISO 400.
La segunda es de la región en torno a Orión. Mismo objetivo a 17 mm, F/4, 10 segundos e ISO 400.
La tercera es de las Pléyades. Mismo objetivo a 50 mm, F/4, 10 segundos e ISO 400 nuevamente.
En cambio si que le mostraré, querido blogonauta, algunas de las fotografías "tradicionales" que realicé durante una sesión cuyo objeto principal era las anteriormente mencionadas frikifotos.
Inicialmente, tras visionar los archivos RAW y una conversión a JPEG inicial (como después comprobé, poco afortunada), las descarté por falta de calidad. Pretendía captar la Vía Láctea, que aquel día y en aquel lugar se mostraba con gran esplendor. Pero tal vez por prisa o descuido, las luces del ocaso no se habían apagado del todo. Y tampoco eran despreciables los hongos de contaminación luminosa de Valencia y Alicante pese a la gran distancia a la que me encontraba de ellas. Total; un desastre.
Pero hace unos días me las volví a traginar con un programa de procesado de imagen específicamente para astrofotografía, el PixInsight. Éste posee una herramienta para extraer de la toma una imagen sintética de la iluminación de fondo. Un poquito de Photoshop, otro de NeatImage y "voilá". No son la leche, pero resultaron potables.
La primera es de la Vía Láctea entre Aquila y Cassiopea, y está tomada con un objetivo zoom 17-50 F/2,8, a 17 mm y F/4, 30 segundos a ISO 400.
La segunda es de la región en torno a Orión. Mismo objetivo a 17 mm, F/4, 10 segundos e ISO 400.
La tercera es de las Pléyades. Mismo objetivo a 50 mm, F/4, 10 segundos e ISO 400 nuevamente.
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