Los días ardientes de agosto todo lo aplastan bajo el calor sofocante. Todo es ocre y marrón y el cielo parece deslustrado por un velo blanquecino incluso aunque esté despejado. Pero aun queda el recuerdo de la primavera .
El día amaneció tormentoso y plomizo. Pero entonces, en mitad de la nada gris, el cielo se rasga, surge un Sol aun muy bajo y todo estalla de colores rabiosos. El trigal es una alucinación, un viaje pancromático y metafísico ...
Hoy estoy un poco hippie ...
Contraste hermoso..
ResponderEliminarResalta el verde brillante junto al gris..
Y el rojo sobre el verde..
Tengo un amigo escultor que ha preparado un trio de esculturas sobre la cebada que van a dejar pasmada a esta ciudad de Madrid, y hasta ahí puedo leer, pero tu post me lo ha recordado...
ResponderEliminarEse era el objetivo, Yui.
ResponderEliminarJoako, habrá que verlas ...
Un abrazo a los dos.