Según la mitología griega, Orión era un cazador gigante. Hay numerosas versiones de su historia pero todas tienen un denominador común: es una triste historia de amor. De amor mezclado con celos y con obsesión. En unos casos sus amores eran con la diosa Artemis, en otros con Mérope, una de las Pléyades, y en otros con las Siete Hermanas en su conjunto. Incluso se cuenta que llegó a violar a Mérope, que acosó a sus hermanas y que murió a manos de Artemisa por maquinación de Apolo, celoso de la pasión de su hermana por el gigante. También anda por ahí un escorpión colosal con el que no se llevaba nada bien ...
Pasiones candentes y destructoras. Lo que no va mal a una constelación tan radical, tan visceral, en belleza y secretos. Les cuento, de norte a sur.
En la parte superior izquierda de la constelación se encuentra la brillante estrella Betelgeuse, una supergigante roja que en algún momento (en CUARQUIER momento) de los próximos mil a diezmil años estallará como supernova y se convertirá durante algunas semanas o meses en el fenómeno celeste mas memorable de todos los tiempos (o casi, todo va en gustos). Mas abajo (al sur) hay un grupo de tres magníficas estrellas azules casi perfectamente alineadas que se conocen como el Cinturón de Orión y cuyos evocadores nombres son Alnitak, Alnilam y Mintaka. Junto a la primera de ellas se encuentran las nebulosidades de NGC 2024, conocida como La Flama, IC 434 y B33, la famosa nebulosa Cabeza de Caballo.
Mas abajo se haya otro grupo de estrellas alineadas, mas débiles, conocidas como la Espada de Orión, en donde se aloja la impresionante y archiconocida M42 o Nebulosa de Orión (a la que ya visité anteriormente), junto a M43 o Nebulosa de De Mairan. Constituyen uno de los criaderos de estrellas mas cercanos a la tierra y se encuentra en plena ebullición. Finalmente, en el extremo inferior derecho, la estrella Rigel que reina con elegancia y fría belleza, mientras oculta la verdad de su naturaleza triple.
Todas estas eminencias cósmicas son visibles en mi fotografía y les pongo un mapa estelar extraído del Sky Atlas 2000.0 para que se ubiquen. Y lo mejor de todo es que también son visibles otros dos elementos mas sutiles, aunque hay que fijarse bien para verlos.
A la derecha de Rigel, hay una nebulosa, IC 2118, conocida como Cabeza de Bruja por su siniestra silueta (si ven la imagen a toda resolución la podrán intuir con su pálida luz grisácea); la maldad tras el frío brillo del acero.
Y a la izquierda, como un gran arco que envolviese la parte inferior de la constelación, el Bucle de Barnard, un enorme arco rojizo producto de la titánica explosión de una gran estrella hace dos millones de años y que hoy brilla aun producto de la ionización que sufre su materia por la intensa luz ultravioleta de las poderosas estrellas del Cinturón, hermanas supervivientes de aquel leviatán estelar. El ardiente recordatorio de la pasión destructora.
De estas cosas nada sabían los griegos. Y sin embargo, qué hermoso paralelismo.
Y no me negarán ustedes que la foto me salió chula ¿no? ...